El Caritas Baby Hospital es un centro llevado por religiosas situado en Belén y que tiene una función fundamental pues es el único hospital pediátrico de toda Cisjordania. Cada año atienden a más de 50.000 niños en lo que los definen como un “oasis de paz”.
Sor Lucía Corradin, de la orden de las Hermanas Franciscanas Elisabetinas, explica al Christian Media Center que «el hospital debe su fundación a un religioso suizo, Ernst Schnydrig, un sacerdote del Cantón del Valais, que vino aquí en peregrinación con un grupo de amigos. Mientras caminaba desde Jerusalén para dirigirse a la gruta de la Natividad, en el día de Navidad de 1952, conoció a un padre de un campo de refugiados, el de Aida, en el momento en el que este padre de familia enterraba al hijo que acababa de morir de frío y desnutrición”.
En aquel momento, esta religiosa explica que aquel sacerdote “se sintió interpelado por este encuentro. Tanto es así que se preguntó cómo podía suceder esto mientras se dirigía a la gruta para participar en la misa de medianoche de ese año. Y quedó tan conmocionado y provocado que se sintió llamado por Dios para hacer algo por los niños palestinos”.
Al llegar a Belén, el padre Schnydrig conoció a una colaboradora suiza que vivía allí desde hacía años y que había creado una clínica para recién nacidos. “Cuando el religioso volvió a Suiza, divulgó esta noticia por todas las diócesis suizas, y como también era miembro de Cáritas alemana, consiguió involucrar a diferentes diócesis alemanas. Estas diócesis decidieron unir fuerzas y fundar la denominada Asociación “Ayuda niños Belén”, con sede en Lucerna, que permite que este hospital infantil exista.
El Caritas Baby Hospital de Belén es para la hermana Lucía «un grandísimo ejemplo, un oasis de paz. La convivencia interreligiosa está presente, es visible en el sentido de que la mayoría de niños y familias que tocan a la puerta es musulmana, pero como dice nuestro lema, ‘estamos aquí por los niños y por las madres’, y es importante para nosotros resaltar la importancia de salvaguardar el respeto y la dignidad de cada criatura, más allá de las creencias religiosas y el estatus social».
“Todo lo que hacemos por estos niños, podríamos decir que se lo hacemos a Jesús. Esto hace que nuestra manera de servir sea verdaderamente encomiable, casi regia, precisamente porque nos ocupamos de todas las criaturas, que tienen derecho a ser no solo acogidas, amadas y bendecidas, sino también asistidas, en todo su contexto holístico. Al unir Belén y hospital pediátrico entendemos el vínculo más fuerte y visible de la bondad de Dios, de la ternura de Dios», agrega.