Israel ha dedicado una ruta ciclista a Gino Bartali (1914-2000), un famoso ciclista italiano de los años 30 y 40, que es honrado como Justo entre las Naciones por sus esfuerzos rescatando judíos de la persecución nazi.
La ruta está localizada en Haruvit (Carob) Forest. La ceremonia de dedicación tuvo lugar el 3 de mayo, el día antes de empezar el Giro de Italia, la gran carrera ciclista italiana que cumplía su edición 101 y que, de forma histórica, empezaba este año en Israel. Bartali fue dos veces campeón del Tour de Francia y tres del Giro de Italia.
A la ceremonia de dedicación acudieron el equipo ciclista israelí, el embajador italiano en Israel, el presidente de KKL Italia, el emisario de KKL-JNF en Italia y una nieta de Gino Bartali. (KKL es el Fondo Nacional Judío, la mayor ONG en Israel, muy centrada en temas de agua, ecología y reforestación).
El presidente de KKL Italia, Sergio Castelbolognesi, explicó que «todos los judíos en Italia están llenos de admiración por las acciones de Bartali. Era un católico devoto, un antifascista y un campeón en defensa de la vida».
Gioia Bartali, la nieta del ciclista, dijo: «Me emociona estar aquí, no esperaba sentir tanto amor. En lo que a mí respecta, KKL siempre fue parte de mi familia. Mi abuelo era un firme enamorado de la naturaleza. Cuando volvía de estar en la bicicleta, siempre describía el paisaje que había atravesado, y no necesariamente la competición en la que participó. Una ruta ciclista aquí en Isarel es la mejor forma de conmemorarlo y reflejar su personalidad».
Gianluigi Benedetti, el embajador italiano en Israel, describió también a Bartali como «un hombre justo y valiente con una personalidad excepcional».
Como ya explicamos en Fundación Tierra Santa, Bartali llevaba en el tubo de su bicicleta documentación falsa para ayudar a escapar a judíos en Italia, y cada día pasaba con esa bicicleta por los controles de las tropas nazis y fascistas. Él ya era muy famoso y popular en esa época y se implicó por encargo del cardenal Elia dalla Costa.
Acudía a misa en Florencia y allí el secretario del cardenal Dalla Costa, arzobispo de la diócesis, le entregaba la documentación que escondía. A la hora del almuerzo llegaba a Asís al convento de las clarisas de San Quirico. Las religiosas imprimían los documentos para los judíos que estaban escondidos en los distintos conventos. Y con más documentos volvía a Florencia.
Entre 1943 y 1944, Bartali recorrió en bicicleta en no menos de 40 ocasiones la ruta que unía Florencia con Asís. Trayectos de casi 200 kilómetros en carreteras minadas, destrozadas y con numerosas patrullas nazis. Las detalladas notas de Giorgio Nissim, un judío italiano de la resistencia, demostraron su implicación, porque él no había querido comentarlo con su familia, ni siquiera tras la guerra.
Su labor salvó a unas 800 personas, calcula Nissim. Su hijo Andrea Bartali declaró en su momento: «Mi padre era un católico ferviente. Casi nunca nos habló de lo que hizo durante la guerra. Decía tan solo que ‘en la vida, esas cosas se hacen y basta'».
Bartali era muy religioso: se arrodillaba y rezaba al principio y al final de cada etapa, fue terciario carmelita (con cuyo hábito fue enterrado) y tenía gran devoción a Santa Teresita del Niño Jesús y de la Virgen de Lourdes.