Jerusalén como ciudad de la paz. Esta es la oración coral que se ha llevado a cabo en la ciudad santa y que ha unido para elevar plegarias a lo alto a cristianos de diferentes confesiones, así como a judíos y musulmanes.
Esta oración que también pedía la paz para el mundo entero tiene un gran simbolismo ante la situación de gran tensión social y política que se vive en estos momentos en Tierra Santa.
Fray Alberto Joan Pari, responsable del diálogo interreligioso y ecuménico de la Custodia de Tierra Santa explicaba a Christian Media Center que “Jerusalén necesita una oración fuerte, de múltiples voces, de múltiples religiones, que inviten a la esperanza. Tentemos tantas noticias negativas que se necesitan signos de esperanza”.
Según explicó, desde hace algunos años, la amistad entre líderes de diferentes religiones se ha convertido en una cita fija que involucra también a las comunidades a las que pertenecen, en un intento de conocerse pero también de compartir el amor común por Jerusalén.
En el acto también hubo judíos como la rabina de la comunidad judía Zion. Tamar Elad-Appelbaum reconoció que “el mundo necesita esperanza. Pensamos que era necesario reunir a los líderes religiosos, especialmente en Jerusalén, Al Quds, la Ciudad Santa, para ayudarnos unos a otros, para ayudar a nuestras comunidades y a nuestra ciudad, nuestro mundo. Esta noche le pedimos ayuda a Dios y lo hacemos juntos, y le enviamos este mensaje al mundo”.
Durante este acto de oración se alternaron músicas, sonidos y cantos de diferentes tradiciones religiosas. Muchos de ellos extraídos de las Escrituras. Uno de los momentos de mayor curiosidad e interés fue la danza de una joven perteneciente al sufismo, corriente espiritual del islam.
De este modo, Ihab Balha, maestro sufí y presidente en Jaffa de “The Orchard of Abraham´s Children”, señaló: “podemos sentir y experimentar la unidad. Cuando estamos juntos, unidos, esto es lo que Dios quiere y lo que le gusta a Dios. Tenemos que cambiar nuestra conciencia, tenemos que empezar una nueva realidad. Todos conocemos el pasado, lo que pasó, ahora hay que mirar al futuro”.
Además, por primera vez estuvo presente la pastora luterana Melanie Mordhorst-Mayer, que agregó: “necesitamos esperanza y fe en que este puede ser un mundo mejor, y que podemos vivir juntos en paz, como acabamos de ver: personas de diferentes religiones, países y personas que crecieron aquí, viviendo en medio del conflicto, que puedan tener esperanza y fe juntos, y orar juntos por la paz”.
De este modo, el franciscano Alberto Joan Pari recalcó que “San Pablo describe un tesoro que llevamos en vasijas de barro, que para mí es precisamente el símbolo de la esperanza y de la fe. Esta vasija debe ser preservada y custodiada. Para custodiarla, en esta Jerusalén amenazada por muchos lados, estamos todos nosotros, esta comunidad ya de amistad que nos une a los rabinos, diversos exponentes del mundo judío y musulmán…
La velada terminó con el canto del himno hebreo «Kol B’ru-ei», que habla de la alabanza de todas las criaturas al único Dios: «Todos los seres creados, celestiales y terrestres, testimonian y declaran, con voz unánime, que el Señor es Uno. ¡Reconocen que todo viene de Ti, y que Tú eres el único Dios y Rey!”.