El pasado 13 de septiembre, el Instituto Pontificio Notre Dame de Jerusalén conmemoró sus 130 años de servicio a los peregrinos en Tierra Santa, en un acto que incluyó la celebración de la misa y posteriormente la presentación del libro de fotografías Terra Sancta.
Se trata de una obra conjunta del fotógrafo Enrico Formica, pionero en la técnica de imágenes en 360°, y del padre franciscano Eugenio Alliata, gran conocedor y amante de la tierra en la que vivió Jesucristo. En 215 páginas presenta espectaculares capturas de los paisajes de Tierra Santa y de sus lugares sagrados.
“Ser parte de un centro que conmemora 130 años sirviendo peregrinos en esta parte del mundo, es inexplicable», explicó durante el acto el padre Juan María Solana, LC, encargado de la Santa Sede para el Instituto: «No solo por la riqueza e historia que este lugar guarda, sino también porque servir a Dios en donde todo comenzó no tiene precio. Por esta razón decidimos publicar un libro fotográfico inspirado en la historia de la gente, de las culturas y de los sitios que han servido a millones de peregrinos en este lugar sagrado».
El Pontificio Instituto Notre Dame de Jerusalén, en una fotografía de sus primeros años (arriba) y en la actualidad (abajo).
El Centro Notre Dame de Jerusalén ha formado parte de Tierra Santa desde 1882, cuando estaba bajo la dirección del grupo religioso francés de los asuncionistas. La construcción, que no se finalizaría hasta 1888, recibió a su primer grupo de peregrinos, formado por quinientos franceses. El centro sufrió daños durante la guerra de 1967. En marzo de 1972 fue adquirido por la Santa Sede y la restauración del edificio fue concluida en 1978, convirtiéndose de nuevo en una casa de peregrinos en la Tierra Santa.
“Continuaremos mejorando nuestra misión de servir y recibir peregrinos, atendiendo a la comunidad cristiana local, formando a los jóvenes sobre turismo y hospitalidad con la esperanza de ofrecerles mejores oportunidades en el futuro laboral, y buscando la paz y el diálogo entre culturas y pueblos, como encomendó el Papa”, añadió el padre Solana.
El padre Solana explica que la abundancia de peregrinos franceses a finales del siglo XIX aconsejó a los padres asuncionistas la construcción del edificio, que duró veinte años. Fue destruido y abandonado tras la guerra de 1967, hasta su adquisición por la Santa Sede en 1972.
Notre Dame de Jerusalén consiste en una casa de peregrinos que ofrece cómodas habitaciones y suites con vistas inigualables de la ciudad antigua de Jerusalén; una capilla, restaurantes de excelente servicio, un auditorio, y un centro de educación técnica en gastronomía, turismo y hospitalidad. También contiene una exhibición permanente llamada ¿Quién es el hombre de la Sábana? mostrando una réplica de la Sábana Santa de Turín. Notre Dame está especialmente ubicado en el centro de Jerusalén, a unos cuantos minutos caminando del Santo Sepulcro y la mayoría de las atracciones turísticas de la ciudad.
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