Del 22 de septiembre al 7 de enero de 2018, en la Sala Hipóstila de la Biblioteca Nacional, podrá visitarse la exposición Urbs beata Hierusalem. Los viajes a Tierra Santa en los siglos XVI y XVII, de la que es comisario Víctor de Lama, ayudado por Álvaro Bustos Tauler.
La exposición se justifica porque el año 2017 constituye una fecha fundamental para evocar acontecimientos y protagonistas de gran trascendencia en la Europa moderna: la conquista de Tierra Santa, el acceso al trono en España de Carlos V y el nacimiento del protestantismo con la Reforma de Lutero son sucesos que tienen en 1517 su punto de partida, pero que ofrecen también un buen número de vínculos e implicaciones, tanto sociales como artísticas y religiosas.
En 1517 el sultán Selim I arrebató Jerusalén y los Santos Lugares de Palestina a los sultanes mamelucos de Egipto, quienes los poseían desde 1250. Durante los cuatro siglos siguientes el imperio otomano sería su único administrador. En ese mismo año llega a España Carlos V para hacerse cargo de un inmenso imperio que inevitablemente iba a chocar con la expansión de los turcos en el Mediterráneo y en la Europa Oriental. También por aquellas fechas las proclamas de Lutero empiezan a abrir una zanja que provocaría, además de sangrientas consecuencias, la división religiosa de Europa. Desde entonces en el mundo protestante son desacreditadas las peregrinaciones como medio de ganar indulgencias.
En este contexto no fueron muchos los españoles que cada año se aventuraban a visitar los lugares de Tierra Santa donde se obró la Redención. En palabras de un alemán que viajó con San Ignacio de Loyola desde Venecia, el peregrino debía llevar bien llenas tres bolsas: la del dinero, pues lo necesitaría a cada paso; la de la fe, para no dudar de nada que le contaran; y la de la paciencia, para sufrir todo tipo de ofensas. A lo largo de los siglos XVI y XVII una treintena de peregrinos españoles dejaron constancia de su peregrinación en otros tantos libros. Casi todos se imprimieron, la mayoría se reeditó y algunos como los de Antonio de Aranda, Francisco Guerrero o Antonio del Castillo alcanzaron muy numerosas ediciones, compitiendo en el favor del público con las ficciones sentimentales, los libros de caballerías o los libros de pastores, que tan populares llegaron a ser.
La exposición Urbs beata Hierusalem tiene por objeto dar a conocer la magnífica colección de libros de peregrinación que atesora la Biblioteca Nacional de España, como instrumento para rescatar este género que, sin dejar de ser el del libro de viajes, se leía como obra de devoción.
Los testimonios de estos viajeros, referidos siempre en primera persona, nos permiten ver al trasluz lo que percibían los lectores de los siglos de oro: las mil facetas de la convivencia entre cristianos, musulmanes y judíos en Oriente próximo, en unas circunstancias muy especiales. Para el lector de hoy, además, estos relatos son testimonios privilegiados para comprender las conflictivas relaciones históricas, económicas, sociales, morales y religiosas entre estos pueblos del Mediterráneo.