300 jóvenes de Taizé peregrinan a Tierra Santa buscando «las fuentes de la esperanza»

Jóvenes de Taizé en Tierra Santa.

Tras dos años de aplazamiento debido a la pandemia, cientos de jóvenes de la Comunidad de Taizé provenientes de todo el mundo han peregrinado a Tierra Santa bajo el lema «caminando juntos hacia las fuentes de la esperanza».

La peregrinación tuvo lugar entre el 8 y el 15 de mayo, en la que cerca de 300 jóvenes se dieron cita en Jerusalén, Belén y las ciudades vecinas, así como en Galilea, Nazaret y el Monte Tabor. También acudieron el hermano Alois Löser -el segundo y actual prior de la comunidad- junto con una decena de hermanos.

«Viajar significa levantarse, ponerse en camino, caminar en dirección a la esperanza. Incluso caminar junto a los otros, por eso ‘juntos’. Son ‘fuentes’ porque estamos hablando de una esperanza que no viene de nosotros. No es nuestro optimismo, no es porque todo esté lo bien que esperamos, sino porque sabemos que Dios está con nosotros«, explicó el padre Emile a Christian Media Center.

Durante los siete días que duró la peregrinación, los asistentes alternaron diversas actividades e intercambios con los jóvenes de Tierra Santa en las iglesias y familias de acogida. También realizaron visitas a los Santos Lugares, talleres y tres momentos al día dedicados a la oración en un ambiente de música, cánticos y silencio para superar las barreras del idioma.

«La experiencia más significativa y única para mí fue la de entrar en las iglesias y rezar juntos en diferentes idiomas, pero también rezar al mismo Dios, por la unidad, por las bendiciones, por el amor y la paz en Tierra Santa», relató Yara Abedrabbo, de Jericó.

Balint, de Hungría, pudo ver cumplido su sueño al asistir a esta peregrinación y poder «pasar tiempo con las personas del lugar y ver lo que Jesús vio«.

También acudió la ucraniana Iryna Bentsalo, que valoró la esperanza tratada en la peregrinación como el acto de «creer, confiar y encontrarse con la gente con una mirada humana». Para Sofía Kapishnikova, de Moscú, la peregrinación supuso un «maravilloso comienzo del verano, cuando todo florece, todo da fruto y nuestra esperanza, la esperanza en la paz en el mundo y en la paz en nuestro corazón, da fruto».

Gracias a este evento, los asistentes locales pudieron «ofrecer una nueva idea a las personas» que acudieron desde otros países, pero también se enriquecieron de ellos al ganar la fe y esperanza de que no están solos como cristianos en esta tierra, explicó Lana Rantisi, de Jerusalén.

La primera parte de la semana transcurrió entre Belén, donde el grupo pasó la noche, y en Jerusalén, con visitas a lugares sagrados y actividades recreativas. El miércoles por la tarde, en Belén, los jóvenes se reunieron con el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, que participó en la oración. El jueves por la noche tuvo lugar la oración en la Basílica de Todas las Naciones, en Getsemaní, donde se realizó una procesión de antorchas hasta el santuario de San Pedro en Gallicantu, a través del valle de Josafat.

Al finalizar la semana, los jóvenes visitaron Galilea: Nazaret, donde Jesús vivió la mayor parte de su vida, Cafarnaúm y el «Mar de Galilea» donde Jesús predicó, y donde llamó a los primeros apóstoles y el Monte Tabor, donde se transfiguró.

Los jóvenes de Tierra Santa acompañan a los participantes en cada etapa de la peregrinación, detallada por el portal de los organizadores:

El lunes, en Jerusalén, audiencia con el Patriarca greco-ortodoxo Teófilo III, antes de la oración del mediodía en Santa Ana a través de las visitas preparadas por los cristianos de Tierra Santa. Después se realizó una oración vespertina en la catedral melquita y en la noche el grupo volvió a Belén y los pueblos de los alrededores.

El martes rezaron en la Basílica de San Esteban y reflexionaron sobre el significado de leer la Biblia en tierras bíblicas antes de realizar otros talleres sobre el papel de la esperanza.

El miércoles rezaron junto al Patriarca Latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, y el jueves visitaron una iglesia situada a dos pasos del Santo Sepulcro.

El viernes, antes de finalizar, meditaron sobre los textos evangélicos en los que Jesús, a orillas del mar de Galilea, donde se encontraban, llama, instruye, se revela y prepara a sus discípulos para su misión.

La peregrinación finalizó en Nazaret, con una oración en la Basílica de la Transfiguración en el Monte Tabor.

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