«Cuando nos reunimos en noviembre para mantener una larga conversación treinta días después del comienzo de la guerra en Gaza, ciertamente no imaginábamos que seguiríamos encontrándonos aquí después de doscientos días, y sin que entretanto hubiera madurado una posible solución al conflicto»: así se ha expresado el cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca de Jerusalén, en una conversación con Roberto Cetera para Vatican News en torno a la situación en Tierra Santa.
«Debemos replantearnos cómo habitamos esta tierra como cristianos»
Son palabras pesimistas que hablan de la “incertidumbre sobre el desenlace de esta crisis”, la cual, tras treinta y cuatro años viviendo en Tierra Santa, él considera “la prueba más difícil a la que hemos tenido que enfrentarnos”: “Nada volverá a ser como antes”, añade, precisando que no habla solo de política.
Él mismo siente que ha cambiado, y siente más que antes “la necesidad de escuchar” la posición de los otros: “Una cena juntos puede hacer más que una conferencia o un documento sobre el diálogo interreligioso. Debemos intentar comprender lo que tenemos en común, más que lo que nos separa. Ciertamente tenemos dolor en común. Pero no podemos detenernos en el dolor”.
Pizzaballa está convencido de que las distintas “identidades pueden coexistir, si no interpenetrarse. Esto es válido para todos, pero también para nosotros, los cristianos. Nosotros también debemos replantearnos cómo habitamos esta tierra como cristianos. Ciertamente, como testigos de la historia y la geografía de la Salvación. Pero también hay algo más que entender, porque ser cristiano es ante todo una forma de vida. Orientada hacia el Evangelio”.
Verse “en el dolor del otro” no es “buenismo”, precisa el purpurado, sino necesidad, porque no hay otra “alternativa”. Los acuerdos de arriba abajo nunca han funcionado, así que “ha llegado el momento de invertir la dirección e iniciar un camino que vaya, en cambio, de abajo arriba. Será agotador, pero no veo otro camino”.
Eso implica “revisar un poco el relato cristiano, que… en quintaesencia es la esperanza que se funda en la experiencia de la Resurrección… En el pasado, nuestra presencia se concretaba en la construcción de iglesias, escuelas y hospitales. Hoy, ya no estamos llamados a construir estructuras, sino relaciones”.
Equilibrio psicológico
Pizzaballa defiende la actitud del Papa Francisco a lo largo de los meses transcurridos desde la masacre terrorista del 7 de octubre. No solo a nivel diplomático, sino en lo más personal: “El alivio que han supuesto las llamadas telefónicas casi diarias del Papa ha sido enorme, y también ha significado mucho para quienes, fuera de Gaza, seguían con ansiedad su suerte”.
Respecto a la situación de los cristianos en Gaza, y aunque recientemente llegaron dos contenedores llenos de comida, lo más difícil es conservar el “equilibrio psicológico”. Todos participan en trabajos para la comunidad no solo por necesidad, sino también como forma de distracción respecto a los peligros que corren y el recuerdo de las víctimas: “Ahora quedan algo más de quinientos dentro de la iglesia. Algunos, en los últimos días, no han podido aguantar más y, tras llegar a Rafah, han abandonado la Franja. Han tenido que endeudarse mucho para poder salir. El valor y la dedicación, especialmente de las tres monjas de la Madre Teresa, que nunca han dejado de atender a los niños discapacitados, son conmovedores. Espero que pronto podamos llegar a estos hermanos y hermanas nuestros y llevarles personalmente la ayuda que necesitan”.
Pizzaballa confiesa haber sentido momentos de soledad a lo largo de estos meses, con el alivio de la oración “porque te hace sentir la presencia permanente del Señor… La soledad es inevitable cuando se tienen responsabilidades, y cuando éstas son tan graves que afectan también a la vida de las personas que te rodean y a las que quieres. Pero la soledad también tiene una ventaja. La de preservar una posición de libertad. Disfruto del don de la amistad de muchos, pero un cierto distanciamiento me permite no dejarme influir emocionalmente en mis decisiones».
«Empezar de nuevo»
Respecto al futuro, el patriarca latino de Jerusalén es consciente de que la reconstrucción de Gaza “llevará décadas”, porque “no queda nada”.
Aunque no es solo la Franja lo que habrá que reconstruir, también Israel y Palestina porque “tenemos que poner fin a la historia y empezar de nuevo y sobre una base nueva y diferente a la del pasado”. En su opinión, “todo lo que ha sucedido en los últimos seis meses ha demostrado claramente la inevitabilidad de la solución de los ‘dos Estados’”, pero “los dos Estados deben cambiar desde dentro, deben replantearse a sí mismos. Las dos sociedades, que han cambiado radical y rápidamente en los últimos años, deben tener el valor de repensar su propia sociedad… No puede ser que el único aglutinante social de ambas sea defenderse del enemigo. Si no lo hacen, pondrán en serio peligro su futuro”.