Para los conocedores de la Biblia, Jericó es esa ciudad inconquistable, de murallas enormes, que los israelitas consiguieron conquistar soplando sus cuernos y trompetas y derribando sus muros.
Para los arqueólogos, Jericó es además un lugar arqueológico con 10.000 años de historia, diez milenios de poblaciones que se han aprovechado de su manantial y situación, y le han otorgado el título de «ciudad más antigua del mundo». Y está apenas a 50 kilómetros de Jerusalén.
Ahora, este domingo 17 de septiembre, Naciones Unidas ha aprobado incluir el conjunto de ruinas prehistóricas de Tel es Sultán, en la antigua ciudad cisjordana de Jericó, como Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco.
La reunión del comité de la Unesco se ha celebrado en Riad, Arabia Saudí. Sus 21 miembros aprobaron rápidamente la propuesta. Así, son ya 4 los lugares que la Unesco reconoce así en el territorio de la Autoridad Nacional Palestina:
– la Iglesia de la Natividad y su ruta de peregrinación, en Belén;
– el paisaje cultural de Jerusalén Sur y Battir;
– la Ciudad Antigua de Hebrón (construida en época helenística, creció alrededor de la Tumba de los Patriarcas, (allí estarían enterrados Abraham, Sara, Isaac, Rebeca, Jacob y Lía);
– ahora, las ruinas de Tel es Sultán en Jericó; su montículo con depósitos prehistóricos y el manantial perenne adyacente de Ain es Sultán.
La fuente es también llamada «el Manantial de Eliseo». La leyenda dice que se acercaron a él, quejándose porque el agua no era buena y no podían regar la tierra. Eliseo pidió un frasco de sal que luego arrojó al agua diciendo que el agua se había curado y nunca volvería a causar la muerte o falta de cosechas. A partir de ese momento el agua fue pura. Pero sabemos que el manantial se ha usado desde tiempos inmemoriales.
Entre el noveno y el octavo milenio a.C. ya había surgido en este emplazamiento un asentamiento permanente, debido a la fértil tierra del oasis y al fácil acceso al agua. Los cráneos y estatuas hallados en el yacimiento atestiguan prácticas culturales entre las poblaciones neolíticas que vivían allí, y el material arqueológico de la Edad del Bronce temprana muestra indicios de planificación urbana. Los vestigios de la Edad del Bronce Medio revelan la presencia de una gran ciudad-estado cananea ocupada por una población socialmente compleja, que encajaría con el relato bíblico.
El lugar tiene muchos más puntos de interés histórico o tradicional: hay uno de los palacios de Herodes el Grande, y una iglesia ortodoxa asegura tener el auténtico sicómoro desde donde Zaqueo, que era bajito, espió a Jesucristo.
El actual ministro de exteriores israelí criticó la decisión de la Unesco sobre Jericó presentándola como un «signo del uso cínico que los palestinos hacen de la Unesco». Israel dejó la Unesco en 2019, acusando a la organización internacional de partidista y de disminuir la conexión del Estado israelí con su territorio. Pero aún así Israel cuenta con un delegado en la Convención de Patrimonio Mundial de la Unesco.