Pese a todas las dificultades derivadas de la pandemia y el reto que siempre supone poner de acuerdo a las distintas comunidades cristianas las obras de restauración del Santo Sepulcro, que se inició gracias al histórico acuerdo al que llegaron los católicos, greco-ortodoxos y armenios, grupos que residen en la “iglesia de la Resurrección”.
Tal y como informa Beatrice Guarrera en la web de la Custodia de Tierra Santa, el pasado 27 de septiembre el comité técnico-científico encargado del trabajo de restauración presentó en el convento de San Salvador de Jerusalén a los líderes de las tres Iglesias los avances de los estudios de viabilidad y los plazos de ejecución previstos.
Llegados desde Italia por primera vez en marzo de 2020, después de la gran distancia impuesta por las restricciones sanitarias, los expertos trabajan en varias instituciones: la Fundación Centro para la Conservación y Restauración de Bienes Culturales “La Venaria Reale” de Turín (CCR), el departamento de Ciencias de la Antigüedad de la universidad “La Sapienza” de Roma y el Politécnico de Milán.
Tras la primera fase de restauración, que concluyó en 2017 – en la que el Sagrado Edículo, que contiene el sepulcro vacío de Cristo fue devuelto a su esplendor original – en diciembre de 2019, el nuevo comité científico interdisciplinar anunció en Jerusalén una segunda fase de restauración, que afectaba al pavimento de la basílica. Apenas dos meses después, sin embargo, la pandemia del Covid-19 vino a trastocar los planes, con el cierre de las fronteras y el confinamiento en todo el mundo, que impidieron el desplazamiento de los especialistas. A pesar de ello, el grupo de expertos trabajó a distancia para llevar a cabo los estudios preliminares a la realización de las obras de restauración.
“Hemos trabajado durante estos dos años de pandemia, a pesar de las dificultades. Queríamos regresar a Jerusalén para demostrar que nos interesa mucho este proyecto y queremos agradecer a las comunidades cristianas que han confiado en nosotros. Para el trabajo a distancia hemos contado con la gran ayuda de tres arquitectos que aquí en Jerusalén representan a las tres comunidades cristianas del Santo Sepulcro. En la basílica se ha creado un buen ambiente de ayuda mutua entre nosotros y los miembros de las comunidades que viven en ella”, explica Stefano Trucco, director de la intervención y arquitecto supervisor.
“En este momento, estamos en la fase de estudio de viabilidad – explica la subdirectora de las obras, Michela Cardinali –. Arquitectos, ingenieros, expertos e investigadores han trabajado en distintos frentes de manera multidisciplinar para responder a las preguntas que nos habían planteado las comunidades: la estabilidad del Edículo, la implantación de las instalaciones, el tema de la restauración de todo el pavimento, considerando que existe interés por llevar a cabo excavaciones y estudios arqueológicos en toda la superficie. Este último tema es complejo y en él se ha profundizado a través de análisis diagnósticos y estudios de la documentación existente. Luego empezamos a proponer soluciones a las comunidades, que deberán ser validadas y detalladas en el proyecto ejecutivo”.
La profesora Francesca Romana Stasolla, responsable del grupo de trabajo de investigación arqueológica relacionada con las obras de restauración, explicó cómo se ha decidido proceder: “Antes de empezar cualquier tipo de actividad arqueológica en la iglesia, consideramos necesario recopilar todos los datos – publicados e inéditos – útiles para reconstruir los acontecimientos en la propia iglesia, con el fin de dotar de significado a cualquier descubrimiento durante las excavaciones. Decidimos crear una base de datos para integrar elementos de fuentes escritas, arqueológicas, bibliográficas, fotográficas y cartográficas”.
Los estudios preliminares, que está llevando a cabo el grupo de trabajo, pretenden no ser invasivos y, sobre todo, no obstaculizar las actividades cotidianas que se desarrollan en el Santo Sepulcro, como las celebraciones de las tres comunidades cristianas, la libre circulación de los monjes que viven allí y el acceso de los peregrinos. Para ello, la basílica se ha dividido idealmente en diez zonas y habrá también tres áreas de construcción. Para comprender las condiciones que podrían afectar al pavimento, mientras tanto se ha instalado un sistema de monitorización de las condiciones climáticas actuales de la basílica del Santo Sepulcro.
Según ha comunicado el comité científico, en 26 meses está previsto completar las obras de restauración, aunque durante ese periodo se estudiarán nuevas soluciones que podrían acortar el tiempo de intervención.
En esta fase se prestará atención especial al estudio de los materiales, como declara la coordinadora del proyecto, Paola Croveri: “Queremos preservar al máximo los materiales existentes en la basílica. Estas piedras han visto millones de peregrinos, son un testimonio del pasado y de estos dos mil años. Sin embargo, también queremos dar unidad a estas piedras haciéndolas más accesibles. En este momento, nuestros colegas del Politécnico de Milán están documentando de manera muy precisa cada centímetro de la superficie del pavimento y el próximo mes intentaremos conocer qué hay bajo el suelo y algunos aspectos de la estructura arqueológica. Tenemos previsto diseñar varios recorridos para mantener la continuidad de las funciones que se realizan en el interior.
“Esta segunda fase es fundamental porque marca un paso más hacia la culminación de las obras de restauración del Santo Sepulcro que permitirá el día de mañana, tanto a los peregrinos como a los que celebramos en el Santo Sepulcro, entrar en un entorno que tenga la dignidad estética que merece”. Así lo comentaba el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton. “Es la iglesia más importante del mundo y tiene un valor simbólico extraordinario, ya que es la única iglesia del mundo donde celebramos los greco-ortodoxos, los armenios y nosotros los católicos – añadió –. El paso de hoy marca la continuación de la cooperación entre nuestras tres comunidades, que no es solo material, sino que es un signo de ecumenismo, un signo extraordinario para toda la Iglesia”.
“Hoy estamos contentos: habíamos empezado las obras de restauración en el pasado y estábamos un poco preocupados, porque queríamos continuar – afirmó el patriarca greco-ortodoxo de Jerusalén, Teófilo III –. No era posible haber empezado la restauración de la tumba de Cristo sin completarla correctamente. Contamos también con nuestros expertos de la Universidad de Atenas y estamos listos para ofrecer nuestra experiencia, y sé que desde hace tiempo están cooperando con la Universidad Sapienza de Roma en diferentes áreas. Es una buena noticia que continuaremos las obras de restauración del Santo Sepulcro y creo que esto es una contribución importante de la Iglesias cristianas para conservar y mantener el especial estatus cultural, religioso y político de la Ciudad Santa de Jerusalén”.
En esta segunda fase, los miembros de las comunidades cristianas del Santo Sepulcro, que ya han colaborado en el pasado en la restauración, ya saben qué esperar, como ha subrayado también el padre Samuel Aghoian, superior armenio de la iglesia del Santo Sepulcro, que estuvo presente en la reunión de presentación representando al Patriarcado Armenio Ortodoxo. “La tumba de Cristo es importante para el mundo entero – dijo el padre Aghoian – Es un lugar histórico, un lugar religioso, un lugar maravilloso. Es un sitio que atrae por varias razones, hay una especie de misterio que no sé explicar, tiene un poder. Estamos felices por tener la oportunidad de cuidar este Santo Lugar y presentarlo al mundo de la mejor forma posible. Durante siglos no se han realizado restauraciones o se han hecho parcialmente, sin involucrar a las tres Iglesias juntas. Estoy muy feliz porque trabajemos juntos, también con el Patriarcado Greco-ortodoxo, y haremos todo lo posible por ayudar y asistir durante estas obras”.