El Proyecto Magdala lleva 10 años en funcionamiento en los que se han producido numerosos e importantes hallazgos en un lugar en el que muy seguramente Jesús pasara y hubiera predicado.
La arqueóloga responsable, proveniente de la Universidad Anáhuac, Marcela Zapata asegura que tras estos años de investigación existen bastantes elementos para proyectar cómo vivían las mujeres en el pueblo de María Magdalena.
En una entrevista con Aciprensa, Zapata aseguraba que en aquella época las mujeres tenían “una presencia muy activa trabajando en Magdala”.
“Las mujeres obviamente estaban más enfocadas a actividades domésticas. Realizaban actividades encaminadas a todo lo que es la preparación, la elaboración de los alimentos”, dijo, indicando además que “trabajaban de cerca con los hombres en el sentido de preparar todo lo que debían llevar a la pesca, que si los anzuelos, las plomadas”.
La arqueóloga mexicana señaló que si bien las mujeres en el siglo I, en los días en los que Jesús recorrió Israel, “no iban en la barca a pescar, de alguna manera como que los encaminaban a que se fueran al Mar de Galilea y los recibían para ayudarlos también con la limpia de la pesca”.
Además, el hallazgo y estudio de unas jarras de vidrio en miniatura han llevado a los arqueólogos a considerar que “hay una alta probabilidad de que las mujeres en Magdala pudieran elaborar ungüentos medicinales, cosméticos e incluso colorantes para pintar muros de las paredes”.
“También las imaginamos vendiendo este tipo de cosas en el mercado”, dijo Zapata-Meza. “Me las imagino caminando por las calles cargando las ánforas de agua o de vino, me las imagino comprando en el mercado, viendo qué productos son los mejores para llevar a casa”, añadió.
“Si partimos de que las fuentes nos invitan a pensar a María Magdalena en Magdala, ella debió haber realizado estas actividades”, señaló, a pesar de que aún no hayan encontrado “evidencia contundente de María Magdalena, todavía”.
Zapata-Meza destacó que el trabajo que han realizado en la tierra de Santa María Magdalena durante más de una década busca “entender lo que la evidencia arqueológica nos está diciendo sobre Magdala, en primera instancia. Por ejemplo, la temporalidad: es un asentamiento del siglo I. Entonces sí estamos hablando de un asentamiento que tiene que ver con la vida en este caso de Jesús, de su tiempo y de su vida que pasó en Galilea”.
“A través de ese trabajo de análisis, de investigación y de interpretación, podemos ir nosotros hablando de lo que es Magdala y obviamente también poder hacer una relación entre lo que los Evangelios y la historia propiamente hablando de Galilea nos refiere, en las distintas épocas de ocupación de Magdala”.
“Mi objetivo no es demostrar la fe a través de la ciencia”, precisó, sino que es “decirte cómo vivían las personas en Magdala para el siglo I, y de ahí sí poder hacer una asociación con la vida que pudieron haber llevado Jesús, sus discípulos, las personas que los siguieron, los que creyeron en Él, por la evidencia que nos está dando el sitio de Magdala”.
La arqueóloga mexicana resaltó que con el trabajo realizado entendieron mejor la pesca como un trabajo importante en la región en la época de Jesús, así como lo profundamente practicantes del judaísmo que eran los habitantes de la región.
Hacia el futuro del trabajo arqueológico en la región, señaló, “lo más importante es lograr terminar unos dibujos arqueológicos de cerámica y de lámparas de aceite, para poder publicar el primer reporte interdisciplinar con toda la información de estos primeros años de trabajos en Magdala”.
Con ese informe, destacó, se podrá “dar una aproximación de lo que ahorita entendemos de Magdala con los resultados que hemos tenido en estos años”.