Un año más, miles de cristianos recorrieron la Via Dolorosa de Jerusalén, ya sea en el Via Crucis dirigido por los padres franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, ya sea de forma particular.
Las medidas de seguridad en 2016 se multiplicaron, por la tensión que se vive en toda la zona pero también porque este año la Semana Santa católica (los ortodoxos celebrarán la Pascua el 1 de mayo) coincidió con el Purim judío, una festividad de corte carnavalesco que coincidía en tiempo y lugar con la conmemoración, necesariamente dramática, de la Pasión y Muerte del Salvador.
No hubo altercados ni interferencias, y aunque la asistencia de peregrinos extranjeros fue este año menor, todas la celebraciones transcurrieron en paz y concordia. Las autoridades religiosas cristianas locales insisten en que la mejor forma de ayudar a Tierra Santa es la peregrinación, que es también modo de vida para los cristianos palestinos, cuya presencia allí es vital para la Cristiandad en Oriente Medio. Y así, han notado una caída de ventas en las tiendas de recuerdos, agravada por el menor poder adquisitivo del importante número de peregrinos rusos, por la difícil situación cambiaria del rublo.
Sea como fuere, la Via Dolorosa el Viernes Santo ofreció imágenes inolvidables de la devoción de los cristianos.
La columna de la flagelación, en la basílica del Santo Sepulcro.
Estas cruces se pueden adquirir en la zona para poder ofrecer esa pequeña penitencia durante el recorrido de la Via Dolorosa.
Los cristianos locales procesionan para recorrer el mismo camino que Jesús hacia el Calvario.
Algunas de las cruces suponen una penitencia mayor: nada comparado con lo que tuvo que padecer Nuestro Señor, físicamente al límite tras la tortura que ya habia sufrido al llegar a este punto.
Cristianas indias en la quinta estación, en el lugar donde Jesús se encontró con el Cireneo.
Cristianas de Ceilán (Sri Lanka) oran en la séptima estación, lugar de la segunda caída de Jesús cargado con la Cruz.
Personas de toda nacionalidad y condición encuentran en estos momentos ocasión para la penitencia expiatoria de los pecados propios y del mundo.
La llegada al Santo Sepulcro, final del camino.
Fotos: Reuters y AFP.