La parroquia católica de Gaza es desde mayo, además de un centro de oración y refugio, un centro de reparto de ayudas para las familias cristianas de la ciudad (que son unas mil, entre católicas y ortodoxas) y también para sus vecinos musulmanes, en el terrible contexto de una guerra que golpea cruelmente a los civiles desarmados.
Según el informe sobre Gaza del Comisionado de Naciones Unidas para Derechos Humanos, que cubre 7 de los 14 meses de guerra en Gaza, han muerto por disparos y explosiones 8.000 personas, de las que el 70% eran mujeres y niños (los niños son un 44% de las víctimas mortales). El informe recoge el caso de las dos mujeres cristianas, Nahida y Samar, tiroteadas por soldados israelíes en el terreno de la parroquia.
En este contexto, donde nadie está a salvo, la parroquia es, sin embargo, un lugar relativamente seguro la mayor parte del tiempo y desde allí la Iglesia intenta repartir comida y otros vienes a los cristianos y sus vecinos.
El Patriarcado y la Orden de Malta envían alimentos
Desde mayo, el Patriarcado Latino se coordina con la Orden de Malta para estas entregas urgentes de comida. El Patriarca Pizzaballa visitó la parroquia el 16 de mayo y así empezó un itinerario de envíos y organización de ayudas inmediatas.
En septiembre de 2024, se entregaron 20 toneladas de frutas y verduras frescas, junto con 40 toneladas de alimentos y suministros de higiene.
En octubre, entregaron otras 40 toneladas de comida fresca, fruta y verdura, muy necesaria.
En noviembre, la iniciativa de ayuda prestó apoyo crítico a más de 1.000 familias, las cristianas y las de los vecinos. Cada familia recibió 20 kilos de productos no perecederos. Al mismo tiempo, 5.000 familias recibieron 5 kilos de fruta y verdura fresca cada una.
En total, la operación ha distribuido aproximadamente unas 140 toneladas de ayuda, de la que se han beneficiado cerca de 40.000 personas, el 10% de la población que queda en el norte de Gaza tras el desplazamiento masivo de unos dos millones de residentes.
El Patriarcado y la Orden de Malta mantendrán estas entregas. Esperan enviar dos caravanas al mes, cada una con 100 toneladas de suministros esenciales.
Además, avanzan los esfuerzos para establecer un centro médico en el recinto de la Sagrada Familia que atienda las necesidades sanitarias urgentes y permitir la reapertura de la escuela católica.
«La pérdida total»
El Patriarca Pizzaballa recuerda que los cristianos de Gaza, como sus vecinos, «llevan más de un año soportando la trágica realidad de la pérdida total. Es nuestra forma de decirles que estamos con ellos, que abrazamos su sufrimiento y que nunca les abandonaremos».
Mientras tanto, en la parroquia se oye cantar en español juegos infantiles. El párroco, Gabriele Romanelli, es argentino, y también lo son algunas de las religiosas de la Virgen de Matará: ellas enseñan a los niños canciones con juegos en español.
Entre los muros del reciento parroquial, con sus montones de cajas y bolsas de reparto, los niños intentan tener una vida de juegos y algunos estudios, también de catequesis. Más allá de los muros, cualquier horror es posible.