En Tierra Santa, después de Pascua, y antes de las vacaciones de verano, las parroquias de rito latino y los colegios católicos celebran las Primeras Comuniones y las confirmaciones a los niños y adolescentes que han recibido la adecuada catequesis. En un momento hermoso y especial allí, como en tantos otros países.
Por ejemplo, el 24 de mayo de 2024, el Cardenal Pierbattista administró los Sacramentos de la Sagrada Comunión y de la Confirmación en la parroquia latina de Madaba, ciudad famosa por su mosaico-mapa que entusiasma a los arqueólogos. La parroquia cuenta con una escuela de educación primaria, dos centros de secundaria (para chicos y para chicas) y una escuela de mecánica automotriz. Una parroquia con escuela siempre celebra numerosas comuniones.
El cardenal recordó que los padrinos en el Bautismo o la Confirmación (muchas veces la misma persona para ambos sacramentos) juegan un papel importante, que va más allá de las cuestiones materiales y los regalos. Deben nutrir espiritualmente al niño prestando atención a su vida espiritual y psicológica. Además, cuando la vida es dura e incierta, las redes de padrinos son importantes fuentes de apoyo y confianza.
El puerto del Rey Salomón
Cuando una parroquia no tiene una escuela católica al lado, los que reciben la Primera Comunión y la Confirmación son pocos, porque se trata de comunidades más pequeñas, a menudo de inmigrantes aún con pocos hijos.
Es el caso de la pequeña parroquia de los Santos Moisés y Elías en Eilat, el puerto costero y ciudad más al sur de Israel. Quizá el rey Salomón tuvo aquí un puerto para comerciar con África e India (2 Cr 9:21; Sal 48:8; Is 23:1,14; 60:9), trayendo otros materiales preciosos como oro, marfil y sándalo (1 Reyes 9:26-28).
Hoy es una ciudad de 50.000 habitantes, de aguas muy tranquilas, famosa por ser un destino para submarinistas en el Mar Rojo.
Las comuniones y confirmaciones las presidieron el padre Abdel Masih Fayez Fahim, párroco de Ramle, y Suleiman Haifawi, párroco de Eilat.
Entre los feligreses hay católicos árabes de Galilea, filipinos, esrilanqueses, indios, sudaneses y, recientemente, eritreos y etíopes.
El idioma es un reto, como en otras comunidades de inmigrantes. Los palestinos y los sudaneses hablan árabe. El resto, el inglés. Los niños estudian en hebreo y por eso los católicos de habla hebrea participan también en la comunidad.
Como en tantos países del mundo, los padres, padrinos y catequistas están contentos de ver que sus niños y adolescentes crecen en edad y en la fe y posan con ellos.