En el Cenáculo de Jerusalén se celebró este Jueves Santo la misa de la institución de la Eucaristía, oficiada por el Custodio de Tierra Santa, Francesco Patton, con el tradicional lavatorio de pies.
Posteriormente, los frailes de la Custodia acudieron en peregrinación a saludar a los representantes de los cristianos armenios y sirio-ortodoxos, con quienes se unieron al canto del Padrenuestro en arameo, la lengua de Jesús: «Algo impactante», confesó luego el padre Patton, «porque nos lleva a dos mil años atrás, a nuestra raíz«.
Por su parte, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, presidió en la Basílica del Santo Sepulcro la celebración conjunta de la misa crismal y de la misa In Coena Domini. En su homilía, el purpurado agradeció la cercanía de tantos católicos en los momentos de dificultad que vive Tierra Santa, en particular del Papa Francisco, con la carta que quiso enviar el Miércoles Santo a todos los cristianos locales para afirmarles su apoyo.
Luego, Pizzabala procedió al lavatorio de pies y a tomar a los sacerdotes presentes su renovación de los votos y luego a la bendición de los óleos que se utilizarán para las confirmaciones y extremaunciones.
Tras la misa tuvo lugar la impresionante procesión con el Santísimo, que dio tres vueltas en torno al Edículo.
«Es una gracia renovar nuestras promesas sacerdotales en este día y en este lugar, donde Jesús en el Calvario dio la vida por nosotros», dijo después un joven sacerdote brasileño: «Siento la alegría de entregar mi vida a Él y al servicio de la Iglesia por medio del sacerdocio».