Los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa han anunciado que la pasada semana han comenzado a limpiar los terrenos en los que se ubica la iglesia franciscana del Bautismo del Señor en el río Jordán, y que recientemente quedó despejado de las minas antipersona que durante décadas estuvieron colocadas ante el conflicto entre Israel y Jordania. “Esperamos que pronto este lugar pueda volver a recibir peregrinos”, aseguran desde la Custodia a través de Twitter.
En este sentido, el convento franciscano en el río Jordán tuvo que cerrar a toda prisa en 1968. Y no fue hasta 2018, durante el proceso para desminar el área cuando un fraile franciscano de la Custodia de Tierra Santa regresó por primera vez.
Lo hizo a petición de la asociación Halo Trust, dedicada desde hace tiempo a retirar las minas de la orilla occidental del río, donde se sitúa el episodio del Bautismo de Jesús. Desde 1967, a consecuencia de la guerra entre Israel y Jordania, toda el área se cerró a peregrinos y turistas, para convertirse en un enorme campo minado (55 hectáreas) y zona militar.
Solo en el año 2000, durante la visita del Papa Juan Pablo II a Tierra Santa, se abrió un pequeño acceso y después en 2011 las autoridades israelíes limpiaron una pequeña parte del terreno para hacerlo accesible a los peregrinos.
Desde enero de 2018 Halo Trust ha limpiado poco a poco todos los territorios que pertenecen a ocho iglesias cristianas: católica, greco-ortodoxa, armenia, copta, etíope, rumana, siria y rusa. En la zona católica, con este convento franciscano, se procedió al desminado de la carretera principal hasta la iglesia, alrededor de la iglesia y dentro de la iglesia. No se encontró ningún material sospechoso en la iglesia o el convento.
“El 16 de julio (de 2018) entré en el convento – cuenta fray Sergey Loktionov- . Encontramos cosas que pertenecieron a los frailes: vestiduras sagradas, mobiliario litúrgico, candelabros, libros, altares portátiles. Daba la impresión de que los frailes tuvieron que marcharse con prisa, porque incluso habían dejado el registro de las misas de peregrinos sobre la mesa del refectorio con el lapicero dentro”.
La última misa registrada era la del 7 de enero de 1968, celebrada por un grupo procedente de Nigeria. “También en la cocina encontramos objetos de uso cotidiano: cacerolas, teteras, cubiertos, bebidas”, continúa fray Sergey. Se llevaron también una serie de altares portátiles, usados por los peregrinos para celebrar cerca del río.
Según los recuerdos históricos, los franciscanos realizan su peregrinación anual a este lugar al menos desde 1641. En 1932 la Custodia de Tierra Santa adquirió ese terreno, donde construyó la iglesia, que fue bendecida más tarde, en 1956.